Un espectrómetro diseñado por astrónomos de la Universidad de California (EEUU) permitirá a los científicos estudiar las primeras galaxias que se formaron en el Universo.
Esta especie de máquina del tiempo se llama MOSFIRE y es capaz de condensar la luz en longitudes de onda del infrarrojo, lo que le permite atravesar el polvo cósmico y ver objetos muy distantes. "Cuando observamos galaxias muy lejanas, no las vemos tal y como son ahora, sino como eran cuando la luz salió de ellas. Esa luz es la que ahora está llegando aquí", explica Ian S. McLean, director del proyecto. "Algunas de las galaxias que estamos estudiando se formaron hace 10 mil millones de años. Estamos mirando atrás en el tiempo, hacia la era de la formación de las primeras galaxias, algunas de ellas muy pequeñas y remotas. Esta es la era que debemos estudiar si queremos comprender a gran escala la estructura del Universo", indica el investigador.
MOSFIRE ha sido instalado en el telescopio KecK I en el observatorio W.M. Keck de Manua Kea (Hawaii). El instrumento servirá también para obtener información detallada sobre otros aspectos como la formación de las estrellas de nuestra propia galaxia o la distribución de la materia oscura del Universo.
Un gen determina el tamaño del cerebro
Un equipo internacional de investigadores ha localizado un gen que determina tanto el tamaño del cerebro como la inteligencia. El estudio, publicado en Nature Genetics, ha recopilado imágenes cerebrales de más de 20.000 personas de todo el mundo.
"Teníamos dos objetivos", indica Paul Thompson, de la Universidad de California. "Por un lado buscábamos genes que aumentan el riesgo de padecer enfermedades mentales. Y en segundo lugar queríamos encontrar factores que provocan atrofia y reducen el tamaño del cerebro, que a su vez es un indicador de afecciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión, el enfermedad de Alzheimer o la demencia."
Los análisis revelaron que los cerebros de menor tamaño se correspondían con cambios sutiles en el código genético. Además, los resultados eran los mismos para individuos de Europa, Australia y Norteamérica, por lo que se podrían usar las mismas dianas moleculares para desarrollar fármacos igual de efectivos en las tres regiones.
El gen de la inteligencia
Además, los investigadores también han descubierto el gen que explica las diferencias en inteligencia. Una sencilla mutación en el gen HMGA2 afecta tanto al tamaño del cerebro, como a la inteligencia. Las personas que poseen una molécula de citosina en lugar de tirosina en una región específica de dicho gen poseen cerebros mayores y obtienen mejores resultados en las pruebas de coeficiente intelectual.
Puesto que algunas enfermedades como el alzheimer, el autismo o la esquizofrenia afectan a los circuitos cerebrales, los próximos esfuerzos de los investigadores se centrarán en la búsqueda de genes que influyan en los mismos y así poder desarrollar terapias más efectivas para combatir estas afecciones.
Con Twitter, los terremotos y tsunamis se combaten mejor
En teoría, los gobiernos nacionales deberían ocuparse de la vigilancia de tsunamis, ciclones y terremotos y de las alertas relacionadas con los desastres naturales. Pero lo cierto es que en los últimos años los medios sociales parecen estar tomando en gran medida el relevo, según acaba de publicar el Centro de Investigación Internacional para el Desarrollo (IDCR) de Canadá. Según los autores del informe, son muchos los usuarios que en los últimos meses han usado tuits como fuente de información primaria para saber si un temblor sentido bajo sus pies era realmente un terremoto, o qué decía el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) respecto a un seísmo que acababa de producirse.
El último terremoto que sacudió Sumatra la semana pasada, y el consecuente temor ante la amenaza de un posible tsunami, fue un claro ejemplo de cómo la tranquilidad de miles de ojos vigilando y narrando lo que pasa en directo puede cambiar el modo de abordar las catástrofes naturales, ayudar a tomar medidas y minimizar sus posibles efectos negativos sobre la población.
En la Universidad de Tecnología de Queensland, en Australia, también están analizando cómo se usaron Twitter y Facebook para encontrar o difundir información durante el ciclón Yasi, el mayor que se recuerda en la historia de Australia. En su investigación, los científicos descubrieron que los primeros en acudir a los medios sociales no suelen los organismos oficiales, sino los ciudadanos. “Está claro que la gente es muy respetuosa con las redes sociales y que las utilizan porque quieren compartir información que pueda ayudar a otros, especialmente en estas situaciones", asegura Helen Partridge, coautora de la investigación.
Otro caso profusamente analizado es el del tsunami de Japón de 2011. Según anunció la semana pasada en la capital nipona el consejero delegado de Twitter, Dick Costolo, la plataforma de microblogging pretende fortalecerse como instrumento de ayuda en caso de desastres naturales. Un dato a tener en cuenta: en la actualidad unas 500 instituciones públicas utilizan Twitter en Japón, cinco veces más que antes de la catástrofe del 11 de marzo de 2011.
La zaccagnaita-3R, un mineral único
La zaccagnaita-3R es única en el mundo, ya que se trata del primer mineral de su clase formado dentro de una cueva, según revela un estudio publicado en la revista American Mineralogist. Las zaccagnaitas son elementos del grupo de las hidrotalcitas y tienen gran interés por sus numerosas aplicaciones en procesos industriales, en tratamiento de aguas y en farmacia.
Los investigadores, de la Universidad Complutense y del Museo Geominero (Madrid) descubrieron el nuevo mineral en la cueva del Soplao (Cantabria, España). La zaccagnaita-3R estaba "escondida" dentro de unos estromatolitos de manganeso que los científicos habían encontrado hace un año. Además de ser el primero descubierto en una cueva, el mineral tiene forma de octaedro y un zonado de fluorescencia, características hasta ahora desconocidas en hidrotalcitas naturales.
La zaccagnaita fue descubierta en 2001 en Italia, y los científicos que la describieron solo pudieron conseguir unas pocas muestras microscópicas. Se trataba de un mineral diferente al encontrado en la cueva del Soplao, ya que el italiano es zaccagnaita-2H y el nuevo mineral descrito en España es zaccagnaita-3R. Ambos tienen interés para aplicaciones industriales y también por sus usos terapéuticos como antiácido, excipiente y estabilizador.
Fuente muyinteresante.es
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