Los avances de la nanotecnología han permitido a un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard fabricar un robot diminuto lleno de fármacos y moléculas. Este pequeño autómata está hecho de material genético y es capaz liberar su carga en las células cancerosas, a las que puede incluso "ordenar" que se autodestruyan.
Inspirada en los mecanismos naturales de nuestro sistema inmunológico, esta tecnología podría usarse para tratar diversas enfermedades. El robot tiene forma de tonel, con sus dos mitades unidas por una bisagra y cerradas por unas moléculas capaces de reconocer células diana. Al llegar a su destino, las dos mitades del tonel se abren para liberar su carga, que puede consistir en fármacos o en moléculas capaces de interaccionar con receptores específicos de la superficie de las células y modificar su comportamiento. Los investigadores han empleado este sistema para enviar "instrucciones" a diferentes tipos de células cancerosas que provocan leucemia y linfomas. En ambos casos esta señal, que se envía mediante fragmentos de anticuerpos, activaba el suicidio celular, un mecanismo habitual por el que se eliminan las células anormales o envejecidas.
Los científicos, que publican sus resultados en Science, han indicado el enorme avance que supone el desarrollo de esta tecnología, que aunque no es el primer robot de DNA que se inventa, presenta numerosas ventajas con respecto a los anteriores. Por ejemplo, el empleo de fragmentos de anticuerpos para transmitir los "mensajes moleculares", es un sistema que ofrece muchas posibilidades para activar la respuesta inmune y programar terapias más efectivas frente a enfermedades tan invasivas como el cáncer.
Proyecto Handle, la mano robótica del futuro
La mano robótica que están desarrollando en el proyecto Handle debería tener la misma movilidad que una mano real, pudiendo llegar un punto en el que realizara movimientos complejos como los necesarios para resolver un cubo de Rubik.
Los científicos buscan entender cómo realiza la mano los movimientos para reproducir el agarre y las habilidades de movimientos de la manera más real posible.
El equipo de la Universidad Carlos III de Madrid está trabajando en el sistema de percepción visual, cinemática y dinámica, de cara a reconocer los objetos y planificar mejor los movimientos que debe realizar la mano para manipular correctamente los mismos.
Como si el Hamlet de Shakespeare se tratara, parece que la mano robótica del proyecto Handle le está diciendo a la taza, "ser o no ser, esa es la cuestión".
Según el socio fabricante de la mano del proyecto, el coste de la versión que se encuentra en el interior de la Universidad Carlos III de Madrid, es de unos 115.000 euros.
Según el investigador principal del equipo de la Universidad Carlos III de Madrid que trabaja en el proyecto, Mohamed Abderrahim, del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática, "mi estimación personal es que se necesitarán unos 15 años investigando en estos temas para alcanzar una mano robótica capaz de realizar ciertas tareas complejas con un nivel de precisión, autonomía y destreza similares a la mano humana".
El asistente al movimiento para personas con problemas de movilidad
El sistema robótico llega hasta el final de las extremidades, como en este caso las piernas, permitiendo el movimiento hasta de los tobillos y facilitando el caminar de una manera más natural.
En el esquema facilitado por Cyberdyne se observan las partes más importantes del sistema con los distintos puntos de anclaje y movimiento, la situación de las baterías y los sensores de estímulos.
Hybrid Assistive Limb (HAL) es el nombre del robot cyborg, o lo que es lo mismo, un Asistente Híbrido de Miembros. Se ha presentado en Alemania Düsseldorf recientemente y está indicado para diversos campos como la rehabilitación de personas que han sufrido lesiones de médula espinal.
En la cadera está situada una de las partes más importantes del sistema, la unidad de control trasera, así como el sistema de baterías. Su peso ronda los 23 kilos para cuerpo entero, mientras que si es solo para el tren inferior su peso se reduce hasta los 15 kilos. Además, sus baterías duran en funcionamiento 2 horas y 40 minutos.
Cuando la persona intenta moverse, las señales nerviosas se mandan desde el cerebro hasta los músculos. En ese mismo instante unas pequeñas bioseñales se crean en la superficie de la piel, y son precisamente esas señales las que capta el robot para posteriormente ayudar a mover los distintos miembros.
En base a las señales nerviosas enviadas por el cerebro a los músculos, se controla el movimiento. Es lo que han llamado "sistema de control voluntario", pues ayuda a la persona a moverse. Sin embargo HAL también tiene un sistema de control autónomo. Se trata del único sistema creado hasta el momento con un sistema híbrido, compuesto por los dos sistemas anteriores.
Fuente muyinteresante.es
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